17 de agosto de 2008

Manifiesto de la Célula Anarcofeminista, para el 1er. Congreso Local Libertario

MESA ANARCOFEMINISMO

RESOLUTIVOS
A los compañeros y compañeras que asisten a este 1er. Congreso Anarquista por la Federación Local (D.F., Edo. Méx. y Puebla).
Diferentes mujeres, de diversos espacios anarquistas, a título individual y colectivo, que asistimos a este 1er congreso y que trabajamos y discutimos la Mesa de anarcofeminismo, cuyo objetivo era hablar, con nuestra propia voz, de nuestras vivencias, de nuestra realidad, de nuestras necesidades específicas, de la forma en que venimos dando nuestras luchas y de cómo concebimos principios, objetivos, ejes, estructura y programa de lucha, para la construcción de esta federación local, planteamos como uno de los ejes primordiales, la búsqueda del fin de la opresión a la mujer y que este principio ineludible llegue hasta las bases de todas las organizaciones aquí presentes y las que se integren a la postre, hermanando así, de una vez y definitivamente, en todos los sentires ácratas, la lucha contra esta forma de opresión, así como nosotras nos hermanamos y trabajamos contra cualquier otra que el pensamiento libertario combata.
Es necesario comenzar por denunciar que en el orden mundial hoy dominante, el mencionar a la categoría política mujeres significa nombrar a un sector de la población cuya característica común es —al haber nacido con vulva, vagina, clítoris— el estar sujetas a modelos impuestos desde el poder patriarcal que nos obligan al servicio y a la sujeción. NO HAGAS, NO DIGAS, NO VAYAS, NO PIENSES. Nos vuelven ajenas a nosotras mismas con tal de que sirvamos a los sistemas ideológico, cultural y económico hoy existentes. Esta enajenación ocurre cotidiana y sistemáticamente y desde ángulos diversos: Desde la sutileza en que visten, por ejemplo, de rosa, encajes y listones la maternidad, como una obligatoriedad social, hasta aquellos modelos irreales y designados por la visión del otro en donde somos las musas, las abnegadas, las caritativas, las putas, la modelo anoréxica del comercial, o las santas. Cualquier caricatura, menos sencillamente humanas. El estímulo a la competencia y falta de solidaridad entre nosotras desde pequeñas, desde concursar por quién es estéticamente más aceptable, quién la más lista, quién la más atenta, quién la más..., impidiendo la unión entre nosotras, desarticulándonos desde el principio como aliadas políticas. Aquellas que buscan romper estos modelos establecidos padecen desde la sanción social, el escarnio público, a formas de coerción devastadoras: Violencia física, sicológica y de Estado.
En este sentido, retomamos el concepto que diera Dolors Reguant sobre patriarcado: Es una forma de organización política, económica, religiosa y social, basada en la idea de autoridad y liderazgo del varón, en la que se da el predominio de los hombres sobre las mujeres, del marido sobre la esposa; del padre sobre la madre, los hijos y las hijas; los viejos sobre los jóvenes y de la línea de descendencia paterna sobre la materna. El patriarcado ha surgido de una toma de poder histórico por parte de los hombres, quienes se apropiaron de la sexualidad y reproducción de las mujeres y su producto, los hijos, creando al mismo tiempo un orden simbólico a través de los mitos y la religión que lo perpetúan como única estructura posible.
Si a la opresión patriarcal ya expuesta, sumamos la opresión impuesta desde el capitalismo. Sistema de producción al cual somos hoy las mujeres indispensables por ser no sólo la mano de obra más barata, y con menor acceso real a reivindicaciones y prestaciones laborales, desprotegidas incluso por la misoginia de algunos sindicatos. También por sostener la economía toda con el trabajo doméstico no asalariado y con la reproducción en nuestros hogares de los mismos valores y formas de vida impuestos por este sistema. Además, de ser parte indispensable en el ejercicio de continuidad de la mercantilización como consumidoras, pero también como producto de consumo, desde exponer nuestros cuerpos y sexualidades como imágenes adquiribles en los puestos de revistas, como elemento decorativo o de atracción para la venta de otros productos hasta el negociar con nuestra tortura y muerte en los medios electrónicos, transmitida en video e Internet. Otro gran negocio resultado del capitalismo salvaje, en donde las mujeres somos un producto de diversión, asesinato, consumo y desechable. (...)

La suma de la opresión desde el patriarcado y la opresión desde el capitalismo ha dado por resultado que las mujeres seamos el sector de la población con mayor índice de analfabetismo, muerte por causas prevenibles y con el menor o ningún acceso a los servicios de salud, educación básica y profesional, justicia, trabajo remunerado, defensa contra las distintas formas de violencia, vivienda digna, libre elección sobre el cuerpo, alimentación suficiente, libertad de expresión y de denuncia. Factores todos que nos llevan a una realidad inocultable: Hoy en México, y en el mundo, la pobreza es femenina.
Planteamos, entonces, que nuestra lucha particular y frontal es contra estos primos hermanos que cobijan a los poderosos en lo ideológico y en lo económico. Decimos, fuerte y claro:
No al patriarcado. No al Capitalismo.
Si a este panorama descrito, añadimos que la mayoría de nosotras somos morenas, mestizas o indígenas en un país profundamente racista, sometido al modelo del imperio anglosajón. Si planteamos que no todas somos heterosexuales, en un país de norma heterosexista; que hablamos lenguas distintas entre sí, que no todas entendemos de la misma forma la espiritualidad, ni la concepción religiosa, que nos atraen diferentes formas de manifestación cultural, que no todas concebimos de la misma forma el hacer político, que muchas hemos emigrado de nuestro lugar de origen, que otras vivimos en las calles, en alcantarillas. Otras más estamos en prisión y que además de ser, adultas, niñas o ancianas, somos obreras, campesinas, estudiantas, maestras, comerciantas, disidentas sexuales, indígenas, trabajadoras sexuales, desempleadas y más, y que en todas las luchas y en todos los frentes estamos las mujeres. Entonces, también decimos:
Sí a la lucha contra todas las formas de opresión.
Sobre los mitos:
I. Denunciamos hoy en forma pública la falsedad de aquel discurso que plantea que las mujeres hemos alcanzado nuestra liberación. Por el contrario las necesidades del capitalismo salvaje de mano de obra han sofisticado nuestra sujeción, sustentándose en el doble discurso patriarcal y moraloide:
- Mismo trabajo que el hombre por menos salario.
- Trabajo doméstico no asalariado
- Facilidades y estímulos en educación que especializa en labores de servicio a fin de convertirnos en secretarias, enfermeras, maestras, asistentes, edecanes. Trabajos dignos pero de origen injusto cuando hay escasos hombres llevándolos a cabo, cuando se ven en el ideario público como labores subordinadas, sin reconocimiento a su valor real y cuando las mujeres no tenemos igual acceso a otras opciones. Ingenierías o ciencias, por ejemplo, por razones económico-sociales, culturales y de prejuicio, incluso dentro de las mismas instituciones educativas.
- Doble, triple o mayor jornada.
- Negación del derecho a elegir sobre nuestros cuerpos. Desde el tráfico sexual, negación del aborto libre y gratuito, pasando por la imposición a la decisión sobre el número de hijos que se desea tener, ignorancia del derecho al placer, hasta la heterosexualidad obligatoria
- Violencia sobre nuestra salud y servicios de salud insuficientes o inaccesibles.
- Sin libertad sexual, pero si con mercantilización de la sexualidad.
- Desinformación.
- Y otras.
Reconocemos que si bien han ocurrido logros para las mujeres, en áreas diversas de lo público y de lo privado, éstos no han sido gratuitos sino que han costado las luchas y las vidas de muchas compañeras, y que todavía los logros no son suficientes. Pues tres o cuatro mujeres en puestos de poder, cuotas políticas partidarias o discursos “sobre el género” son los paliativos que se dan a las luchas ya mencionadas, disfrazando servicios asistenciales como logros políticos o políticas públicas. Pero ello no implica que las mujeres estemos en el poder, o que estemos siendo atendidas en nuestras demandas. Menos aún para las que vivimos en los sectores más desprotegidos económicamente. El camino todavía es largo y no hay que dejarse vendar los ojos.
II. Así como el capitalismo ha gastado cantidades incontables en propaganda y recursos denostando constantemente las propuestas e historia anarquistas, buscando infundir temor y rechazo en la población, fomentando la ignorancia, creando franca oposición e infiltrando detractores en las filas a fin de entorpecer los avances de estas propuestas. Así, se ha buscado borrar de los libros de historia a las mujeres. Negar nuestra presencia y participación en las luchas sociales, económicas y políticas que significan búsqueda de libertad y que han transformado al mundo. De igual manera, se ha buscado anular la lucha por la libertad de las mujeres. Y una de las formas más efectivas ha sido propagar una y otra vez una leyenda negra, buscando desinformar sobre el término feminista, pues a los poderosos les resulta sumamente peligrosa la unión entre los sectores que son, al mismo tiempo, los pilares del estado de las cosas. Así, pues, aclaramos: el feminismo no es aquel mito impuesto desde el temor patriarcal a una reflexión que lo amenaza, en donde se difunde falsamente que se trata del odio hacia los hombres o del sueño de dominio de las mujeres. Feminismo: es un cuestionamiento filosófico y político al orden existente en el mundo, cuestionamiento que atañe tanto a unas como a otros y que es tarea de todes.
Así, pues, hablar de feminismo, de búsqueda de equidad, de reivindicaciones para las mujeres, de reflexión desde los hombres es hacer un planteamiento revolucionario que no amenaza al anarquismo ni lo divide, por el contrario, que hace mella en el ejercicio de los poderosos y por eso tiemblan. Un sistema de producción, económico, político distinto no haría diferencia para nosotras si nos siguiese dejando bajo el tapete y nuestras reivindicaciones para luego. No haría diferencia si a los hombres, como categoría política les sigue compulsando a la violencia, a la dureza, si les sigue robando la ternura.
Retomemos esta arma importante para la lucha antipatriarcal, que es una lucha de todos y todas. El feminismo no es sólo mujerista (donde participan sólo mujeres), es algo general que lucha contra el orden patriarcal que oprime tanto a hombres como a mujeres.
En suma, compañeros, nosotras al mostrar nuestra postura y disposición al trabajo y al reivindicar a la Federación Local como una forma de aliarnos y hacer frente a la opresión y explotación para luchar por la libertad, decimos claramente que el anarcofeminismo no plantea el odio hacia los compañeros, ni hacia los sujetos hombres, sino es una lucha contra la forma que oprime tanto a hombre como a mujeres, llamado patriarcado, el cual establece roles sociales diferentes para unos y otros, generando desigualdad y relaciones de poder, en este sentido, mientras exista un ser oprimido no habrá una libertad colectiva.
Y así como el anarcoecologismo, el cumunalismo libertario, el antifascismo, además de tener en común la ética anarquista expresada en los principios fundamentales de solidaridad, apoyo mutuo, horizontalidad, autonomía, etc., y no plantean dividir al anarquismo o ser separatista, el anarcofeminismo es parte de las expresiones del anarquismo que no busca dividir, separar o confrontar a los géneros, por el contrario, lo que busca es su liberación de las ataduras del patriarcado. Existen compañeros y compañeras que cuestionan nuestra labor como anarcafeministas, nosotras pedimos respeto y solidaridad y por eso concluimos como Mesa el siguiente programa de lucha y principios para la Federación Local:
Principios:
• Que la Federación Local se declare antipatriarcal, por lo antes expuesto, y no sólo se declare sino que se lleve a la práctica.
• Todos los principios anarquistas: Solidaridad, apoyo mutuo, autogestión, rotatividad, revocabilidad, crítica y autocrítica, autonomía, horizontalidad…, pero, además, llamamos a la sororidad que es el apoyo mutuo entre mujeres y al antisexismo, machismo y misoginia.
Programa de lucha: todo el programa de lucha esta contemplado para que participen tanto hombres como mujeres.
1.- Círculos de estudio sobre el feminismo, pensamiento y lucha de las mujeres, rescatando la memoria histórica de las luchas de mujeres dentro del anarquismo en México y el mundo. Generar un acervo bibliográfico sobre estos temas.
2.- Talleres de sensibilización para todos los colectivos e individuos de la federación sobre la problemática del patriarcado y el género.
3.- Ciclos de cine, armado de documentales para ir rescatando la memoria histórica actual, y elaboración de cortometrajes con los guiones de una compañera que ya los tiene elaborados.
4. Elaborar un glosario de palabras sexistas, machistas y misóginas.
Acciones:
Jornadas de lucha contra la violencia hacia la mujer, en barrios y escuelas, para dotar a las mujeres de herramientas para su emancipación, promoviendo siempre la idea anarquista, con performances, exposiciones y talleres. Así como jornadas culturales, con música, teatro y más para acercar a la gente a la idea libertaria.
Elaborar esténciles de crítica a la violencia y los estereotipos de belleza para pegar y pintar en colonias y escuelas.
Armar un Centro Social en apoyo a las mujeres.
Que en todas las acciones de la federación esté integrada la parte de lucha de las mujeres.
Son propuestas de plan de acción que las participantes en la Mesa comenzaremos a elaborar y nos responsabilizamos a ir concretando este programa, con la invitación a que se integren al mismo; hay acciones que son en corto plazo, pero otras se irán concretando a un mediano y largo plazo.
Es todo compañeros y que viva la Federación Local.
Atte. Mesa de Anarcofeminismo.


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